sábado, diciembre 31, 2005

Como cada año...

Tengo que contaros un secretillo. Desde hace ya varios años me obligan a cometer actos indeseables delante de muchas personas. Yo siempre me resisto con todas mis fuerzas, pero al final siempre me dejo llevar con tal de que acabe cuanto antes.

Todo empieza en estas fechas navideñas, donde los almuerzos y cenas en conjunto son la tónica. Hay cena de facultad (como ya comenté con anterioridad), cena entre amigos de toda la vida, almuerzo de familia, cena de familia, de nochebuena, de nochevieja, cena por cenar.... Y también tengo la cena de banda. De banda de música quiero decir, no de banda de mafiosos o de camellos. En esta última es donde se producen estos actos tan cruentos, en los que el ser humano es reducido a simple...

Normalmente somos en torno a 40 músicos unidos por el hobby de tocar obras de la España profunda, como puedan ser Paquito el Chocolatero o el Sitio de Zaragoza, cuando no es la maratón de marchas de procesión en la que participamos todas las Semana Santa. Pero en este tipo de cenas pasamos de 40 músicos a 80 comensales, todo un milagro de Navidad. Tras una copiosa cena de calidad creciente conforme pasan los años, comienza el aquelarre. La música se reduce a una simple sucesión de sonidos inconexos acompañados de voces que intentan simular una melodía. Todos los comensales se unen a la orgía sonora mientras yo intento resistir con todas mis fuerzas. No quiero cantar villancicos, no quiero cantar la típica Nochebuena. Pero soy débil y al final acabo por susurrar un estribillo. Ya está hecho. Como cada año, tengo que dejarme arrastrar por la muchedumbre.

Este año no ha sido así. Aunque todo se ha desarrollado como cada año, esta vez no me he unido a ellos. No quería cantar ese villancico compuesto por y para borrachos navideños y no lo he hecho (si lo escucharais, llegaríais a la misma conclusión). Creo que fuí el único que permaneció callado durante los 45 minutos que duró todo, pero me daba igual. Me entretuve durante todo el rato viendo La Vida de Brian en el televisor del fondo de la sala. Aunque no tuviera sonido, la he visto tantas veces que me recordaba perfectamente los diálogos.

En cuanto tuve oportunidad, me largué sin armar mucho ruido para que nadie me pidiera quedarme. Pensándolo ahora, creo que nadie lo habría echo. Es más, seguro que hubo muy poca gente que me echara de menos. Hasta aquí llegó la cena de banda. Cogí el coche para irme al pueblo y continuar la noche como a mi me gusta. A la hora de estar en el pub de que llevan unos amigos míos, comprobé que todo lo que dejé atrás en el restaurante se materializaba delante mía pero con más fuerza. Más instrumentos, más voces que se animaban a seguir a los anteriores... Entonces decidí acostarme para poder decir al día siguiente que todo fue una mala pesadilla.

lunes, diciembre 26, 2005

Hasta los ojos

Siempre decimos que una vez al año nunca hace daño, pero tras una noche de excesos gastronómicos y, sobre todo, etílicos, uno se cuestiona la veracidad de semejante frase. Mientras estás tragando sin parar todo es muy bonito, pero cuando te llega la resaca y las diarreas, uno en lo único que piensa es que la próxima vez no caeré en el mismo error. El problema es que parece que necesitamos tropezar una infinidad de veces en la misma piedra para poder evitarla en un futuro.

Pero como sarna con gusto no pica, es una pequeña penitencia que hay que pagar tras habértelo pasado bien en una noche tan señalada como esta. ¿Qué es un gran dolor de cabeza en comparación con seis horas de desenfreno? ¿Cambiarías el dolor de ojos que te dura todo el día por no salir en toda la noche? Quizás no es tan mala una resaca si se sabe llevar bien, con filosofía. Pero creo que ninguno de vosotros se ha tenido que levantar de la cama tras unas míseras cinco horas de sueño para soplar a través de la boquilla de trombón de varas a ritmo de villancico popular. Sí, habéis leído bien: me levanté ayer a las doce del mediodía para tocar en la maldita banda de música mientras un tipo con una zambomba enorme me machacaba las pocas neuronas que me quedaban en cada uno de los villancicos que habíamos tocado. No se lo deseo ni a mi peor enemigo.

Por cierto, la resaca me duró todo el día y hoy he dormido trece horas sin llegar a despertarme ni una sola vez. Todo un record si tenemos en cuenta que en una noche cualquiera lo hago en torno a cinco veces.

¡Feliz Navidad a todos!

jueves, diciembre 22, 2005

Cena navideña de carrera

Anoche asistí a uno de mis mayores experimentos de física en mucho tiempo: reunir a casi 30 estudiantes de física en un restaurante. Nunca creí que tanta gente de clase pudiera estar junta en un mismo sitio que no fuera en clase. Mientras esperé casi tres cuartos de hora a que llegara todo el mundo, todos pudimos comprobar que cuando nos arreglamos un poco, podemos pasar por gente normal. Nadie podría decir que somos físicos locos en últimos años de carrera. Donde más se notó la diferencia fue en el caso de las féminas de clase. Varía mucho de llegar a las nueve de la mañana medio dormidas y sin arreglar a clase, a salir por la noche tras una sesión intensiva de chapa y pintura.

Fuimos a lo que en un principio parecía un italiano, más que nada por el nombre del restaurante en la entrada: Pizzería Nº1. Muy original. Pero conforme introducías la cabeza para ver interior, un sudor frío empezaba a recorrerte la espalda. Con sólo ver las dos maniquíes vestidas con trajes de luces turcos que velaban las escaleras de acceso, veías que algo aquí no cuadraba bien. Una vez dentro tus peores sospechas se confirmaban con sólo echarle un leve vistazo a la decoración. Aquello era el museo de los horrores libanés, con toda clase de armas, escudos, utensilios y demás parafernalia turca a modo de decoración. Estábamos ante lo que después llegaríamos a bautizar como un restaurante italiano-turco-libanés.

Una vez sentados surgió la gran pregunta: ¿cómo serían las pizzas turcas? Nos miramos entre unos cuantos e hicimos como si no hubiéramos oído nada, mejor no pensar. Mientras un señor que parecía el hermano del mismísimo Hapu (de los Simpsons) tomaba nota de lo que queríamos de bebida, la música subió repentinamente de volumen. Vestida correctamente para hacer la danza del vientre, apareció una chica intentando hacer eso mismo aunque sin mucho éxito. Prueba de ello es que tras unos cuantos silbidos de los salidos de mi clase, en menos de un minuto decalló todo el interés por ella. Sin duda, el restaurante más bizarro de cuantos he ido, sobre todo si tenemos en cuenta que también vendían figuritas y cacharros de esos para fumar que poseen un compartimento para echarle agua.

Menos mal que la velada fue entretenida, charlando incluso con gente con la que no había tenido el placer hasta entonces de hacerlo. Tras dos platos, postre y varios pases de danza del vientre (mejor dicho de hamago) tocó pagarle al hermano de Hapu. Y el muy cabrón nos clavó. Ahora sólo tocaba elegir sitio donde pasar la noche. Un pequeño debate bastó para que se eligiera una de las discotecas más míticas y pijas de Granada, como no es otra que Granada 10. Yo estaba lógicamente en contra de ir a ese sitio, pero una noche es una noche y acepté sumisamente ir con tal de estar con toda la gente. Pero no sé porqué, nos quedamos en Kapital, antigua Meeting Point y a su vez antigua Percusión. Vamos, lo peor de lo peor. Nada, allí que me tiré cerca de hora y media aguantando reguetón de ese mierdero o como se escriba. De vez en cuando metía algo un poco distinto, pero que tampoco era aquello sonido Florida 135. Yo estaba resignado a aguantar allí lo que me echaran. Total, ya estoy acostumbrado a aguantar semejante mierda, pero a Carlos le parecía que aguantar hora y media era suficiente, y más después de ver a dos pijorros hacerse polvo bailando como si fueran las reinas de la pista.

Así que decidimos ahuecar el ala y largarnos a la zona interesante de Granada: calle Elvira. Pero la mala suerte quiso que saliéramos demasiado tarde de Kapital, y en esta maldita ciudad los pubs cierran a las 3 de la madrugada. Así que cuando llegamos al Eshavira, estaba chapado. Menudo mojón. Lo intentamos en varios pubs, pero nada. Al final abandonamos todo intento de encontrar un sitio decente y decidimos dar por finalizada la noche. Mejor dormir antes que machacarnos las neuronas a base de reguetón. Y justo antes de enfilar cada uno para su casita, me encontré a una amiga de mi pueblo, Marta. Pero ya estaba todo el pescado vendido porque ella se iba en coche a una sala que está en el quinto coño de donde estábamos en aquel momento. Noche finiquitada. Se acabó la marcha. Tiramos cada uno para su casa y esta mañana me he hartado de dormir, sin que me molesten los niños de San Ildefonso. Por cierto, enhorabuena a todo aquel que le haya tocado. Y a los que no, a disfrutar de las navidades tal y como teníamos planeado.

miércoles, diciembre 21, 2005

¿Descanso?

Hoy nos han dicho la tan deseada frase "que tengan ustedes unas felices navidades y una buena entrada de año". Esto, traducido al lenguaje de andar por la calle quiere decir que no nos quieren ver más el careto (ni nosotros a ellos) hasta que no esté bien entrado el 2006, así que tenemos unos veinte días para descansar, estudiar, trabajar, emborracharse... Para hacer lo que nos venga en gana. Sí, se las puede considerar vacaciones, pero en el momento de hacer la maleta para largarse a casa uno siempre decide meter unos cuantos libros y apuntes para estudiar algo en estas fechas. El 21 de diciembre, desea convertir las vacaciones en una modalidad que se llama "navidades de estudio". Así que "hacer lo que nos venga en gana" habría que añadirle "después de que nos haya salido callos en los codos".

Llevo unos cuantos años haciéndolo, pero hasta ahora y sumando el tiempo de estudio de todas las navidades, no creo que haya conseguido estudiar durante tres días. Pero siempre, siempre, cargo con una montaña de apuntes diciéndome que este año voy a ser responsable y voy a hacer los deberes para que no me pille el toro en febrero.

Esta ocasión no iba a ser menos. Estoy dudando con el número de asignaturas a llevar, pero creo que tendré en cuenta el peso que me supone unas u otras. Ya sé que este no debería ser el requisito fundamental, pero seamos realistas. Si después de siete años de estudios sólo he conseguido estudiar todo ese tiempo, ¿es que este año va a cambiar la cosa? Hay que llevarse lo mínimo para acallar la conciencia, porque, entre fiestas, resacas, comidas familiares, comidas de amigos y vuelta empezar, uno descansa más bien poco. Cuando llega el día de reyes, uno sólo les pide que te den unos cinco días para recuperarse de tanto exceso. El regalo que se lo lleven que yo quiero descansar. Mejor, dame el regalo y ya sacaré días de reposo de donde no hay. Soy estudiante, ¿no? Ya improvisaré.

Algo es algo

No es que me haya matado con el diseño, pero por lo menos mi blog ya no es tan "default" como era antes. Ya empieza a tener algo de personalidad, mínima pero algo. Creo que me ha quedado bastante bien la imagen de cabecera. Premio para el que me adivine de donde la he sacado. Mejor no, que es muy fácil

lunes, diciembre 19, 2005

Ya'hstá

Hoy he superado mi propio record de permanencia en un exámen. Creo que ha estado en torno a los cinco minutos. Siempre me sabe mal abandonar un examen, aunque sólo sea para mirar las preguntas después de no haber estudiado nada. Para colmo esta vez sí que he estudiado, con lo que he salido bastante cabreado. No tenía ninguna esperanza de aprobarlo, pero tampoco creí que no iba a entender nada de lo que me preguntaban.

Lo más gracioso ha sido cuando justo antes de entregar el examen el profesor, ha dicho que se había arrepentido a última hora de haber puesto el examen tan fácil. Claro, en ese momento pensé que podía ser asequible y que incluso pudiera llegar a hacer algo. Craso error. Tres problemas extensos y tres horas para hacerlos. Sólo me ha bastado una ojeada de cinco minutos para saber que no había forma de aprobarlo. Uno de ellos sí que podría haberlo hecho tras invertir un buen rato, pero los otros dos no tenía ni idea. Así que viendo que no me iba a servir de nada y que tengo que entregar unos programas para mañana, he decidido cortar por lo sano.

Siempre te queda el consuelo (a veces pienso que es bastante estúpido), que por lo menos ya lo tengo estudiado para el parcial de febrero. Mejor habría que decir que ya lo tengo mirado, porque parece ser que no ha sido suficiente como para decir que ya lo tengo estudiado y asimilado, según el criterio del profesor

sábado, diciembre 17, 2005

Circunstancias

Creo que todos sabemos la cara de tonto que se nos queda cuando el profesor de la primera hora falta. Si estás en el turno de tarde, es una buena excusa para tomarte el café que no te ha dado tiempo porque ibas con el tiempo pegado al culo. Si es por la mañana, es otro buena excusa para hacer lo mismo pero con el desayuno. Pero hay una diferencia muy sutil. En el primer caso es muy posible que no te haya dado tiempo de echarte la siesta y cuando falta el profesor tienes una extraña sensación de frustración porque sabes que podías haber aprovechado ese rato para quedarte frito en el sofá mientras tienes de fondo un documental de La 2 (decir que lo estás viendo es mentira). Pero tampoco es para matar a nadie, porque puedes aprovechar esa hora para irte a la cafetería y tomarte ese café, del que he hablado antes, con los compañeros. Y si ya te habías tomado uno antes de venir, pues te tomas un té, que sabes que no te pone tan atacao como un segundo café.

En el caso del turno de mañana es distinta esa sensación, porque no es que no hayas podido dormir, sino que has dejado de hacerlo para ir a una clase que después no ha existido. Y lo peor de todo es que casi todo el mundo va a la facultad con el estómago blindado de tostada de tomate universitaria, y no es cosa de tomarte una segunda mientras estás haciendo la digestión. Podríamos optar por el té, como en el caso anterior, pero quién es el que tiene ganas de tomarse una infusión a esas horas y con el cabreo que has pillado.

Tanto en uno como en el otro caso, es odioso que la primera hora de clase se transforme en una hora libre. Si fuera la tercera, está estupendo, porque a esas alturas de la mañana le empieza a picar a uno el gusanillo y los ruidos que genera el enano que llevas en las tripas compiten con las voces de tu profesor mientras te resuelve la ecuación de Hamilton-Jacobi.

Pero lo más gracioso de todo esto es que tú te tienes que callar cuando tu profesor falta a clase. Al día siguiente da una pequeña disculpa de apenas cinco segundos y sigue como si nada. Si la clase hace un día de puente sin avisar al profesor, entonces nos putea y nos crucifica mil veces durante un sermón infernal de quince minutos. Lo suyo es circunstancial, lo nuestro pura vagancia. Como siempre, es cuestión de perspectiva.

Cambiando un poco de tema y sin tener que crear para ello otra nueva entrada, nos hemos quedado sin argentino. Sí, ya sabéis, sin nuestro compañero de piso. El caso es que ya lo sabíamos desde hace bastante tiempo que el chaval nos dejaba, porque la fábrica donde curraba cierra y no encuentra trabajo aquí en Granada. Así que decidió dejarnos muy a su pesar y al nuestro. Hoy ha llegado la casera y claro, no estaba ni el chaval ni el dinero del próximo mes. Así que nos hemos echo los suecos y le hemos dado a enteder de que se ha ido sin avisar y llevándose todas sus pertenencias. Pero la tía no ha picado y quiere que le paguemos todo el precio del alquiler. Así que ahora toca buscar compañero nuevo y comerse el marrón de ver como por culpa de las circunstancias, todos tus ahorros vuelan en pagar una habitación que ni siquiera vas a usar.

viernes, diciembre 16, 2005

Sin entender nada

El lunes tengo el examen de Física Estadística. Lo va a poner un profesor que me recuerda en cierto sentido a Juan Tamariz. Hace tiempo hice una pequeña descripción del profesor y sé que físicamente no se parece en nada a este personaje. Pero cuando hace los problemas es como si el mago carismático se apoderara de su mente, porque no deja de sacarse cosas de la manga una y otra vez. Para demostrar cualquier cosa recurre a conceptos no explicados en teoría, introduce términos en los desarrollos por obra y gracia del espíritu santo y llega a demostrar cualquier fórmula por ciencias infusas. Cuando uno se pone a estudiar esa asignatura por primera vez, ve como todo el mundo gira a tu alrededor en un sin sentido. Tras mirar los problemas una y otra vez entonces empiezas a entrever el grado de coherencia tan sutil que encierran los planteamientos. Pero por más que estudies sigues notando que en un exámen no vas a poder hacer nada a no ser que te pregunte lo mismo pero con un enunciado distinto (donde antes había una coma ahora hay un punto).

La física en sí es muy abstracta una vez pasas de la física cuántica. Antes de ese punto también lo es, pero conserva algo de tangible. Cuando llegas a la física estadística, ves como todo tu universo se sustenta por un par de endebles palitos. Demasiadas matemáticas, demasiadas suposiciones y aproximaciones. Al unir la mecánica clásica con la cuántica el producto es grotesco. Pierde toda la simpleza de la primera y la elegancia de la segunda. Y si encima tienes la sensación que tu profesor en clase lo único que hace es montar juegos de prestidigitación, entonces apaga y vámonos.

martes, diciembre 06, 2005

Firefox 1.5

Ha salido recientemente la versión 1.5 de este excelente navegador web. Para aquellos que todavía no lo conozcan, Firefox es de código abierto, con lo que cualquiera puede estudiarlo y encontrar fallos de seguridad que corregir. Aunque algún chico malo se pueda aprovechar de esta pequeña debilidad, a lo largo de su vida se ha demostrado que este hecho ha mejorado considerablemente la seguridad Firefox, así como de todo el software open source, apareciendo continuamente actualizaciones que corrigen estos bugs.

Una de sus ventajas es que es gratis y sin publicidad. Todavía hay quien sigue creyendo que por ser gratis tiene que ser malo porque nadie puede ganarse la vida con él, pero ni mucho menos esto es así. Todo lo contrario. Aparte de ser uno de los exploradores más seguros junto a Opera, Firefox es increíblemente más rápido en su última versión que cualquier otro navegador. Si sigues creyendo que IE es el único navegador, Firefox es la alternativa. Notarás al instante la diferencia de velocidad de carga. Además, la navegación mediante pestañas te evitará llenar la barra de herramientas con infinidad de ventanas de IE. Y las extensiones de Firefox le añadirán nuevas funciones que hará más divertida y productiva la navegación por Internet.

Yo empecé a probarlo en sus últimas versiones 0.x. Por aquel entonces la velocidad de carga de las páginas era similar a la de IE, pero cuando lanzaron la versión 1.0 y tras un par de ajustes, aquello era volar. Ahora con la 1.5, la diferencia es mucho más notable y junto con las nuevas funciones, Internet Explorer resulta ser bastante mediocre en todos los aspectos.

Larga vida a Firefox.

Get Firefox!

jueves, diciembre 01, 2005

La paridad de Alicia

Esta mañana mientras me miraba en el espejo vi algo raro. No eran mis ojeras de no dormir bien junto con los ojos inyectados en sangre. Ni tampoco el peinado con el que me suelo levantar todos los días. Era más bien el conjunto en sí de lo que veía a través. Delante mía hay un tipo exactamente como yo, pero que se comporta de manera completamente distinta a como lo hago. Sigue todos mis movimientos a la perfección, de forma sincronizaba, pero en vez de levantar la mano izquierda levanta la derecha. Algo no encaja bien. Si es mi imagen reflejada la que veo allí, debería mover la misma mano que yo, no la contraria. Debería de haber una paridad entre ambos entes. Entonces casi que puedo decir con toda seguridad que la imagen que hay delante de mis ojos no soy yo, sino mi antiyo.

Es decir, vale que ese tipo piensa lo mismo que yo (si es que podemos decir que una imagen piensa) y actúa igual que yo, pero una parte de él es justamente la contraria que yo. No existe simetría entre el mundo real y el virtual. En ese momento entendí la situación de Alicia cuando atravesó el espejo. Ese mundo podía ser igual al suyo, pero el comportamiento de las cosas puede ser justamente al contrario. ¿El orden se transforma en caos? ¿Lo lógico en ilógico? Puede ser que lo que contó Alicia a su vuelta a nuestro mundo fuera cierto, o puede que no.

Me gustaría alguna vez probar si tenía razón en lo que contó. Atravesar el espejo. Así de simple. O más bien así de complicado porque cada vez que intentas entrar está tu antiyo que te lo impide. Los dos actuáis de guardianes de cada mundo. Pero ¿qué pasaría si un día te levantas y encuentras que todo el mundo conduce por la izquierda, que la inmensa mayoría escriben con la zurda, que todos sus órganos están situados justamente al revés...? Bienvenido entonces al pais de las maravillas, porque por alguna razón has cruzado el espejo. Lo mismo ha sido gracias a un conejo blanco o a un gato negro, qué más da. Lo importante es que a partir de ahora eres un extraño en tu casa. No eres normal en ese mundo. Pero cuando te vuelvas a mirar en un espejo seguirá estando ahí la misma persona que te ha estado contemplando toda tu vida, la que siempre te ha impedido pasar hacia el otro lado y que para ti será siempre igual estés donde estés. ¿Dónde están las setas Alicia?