jueves, marzo 23, 2006

Primavera, primavera

Hace unos días que entró la primavera astronómica, el equinocio para que nos entendamos. Meteorológicamente, sin embargo, parecía estaba pasando por una pequeña crisis de identidad o bien que este año le ha entrado un ataque de timidez en sus primero días de existencia. Lo que no llovió durante el otoño y el invierno lo ha hecho en una semana, y además lo ha hecho como con coraje, como diciendo que ya estaba bien de llevar tantos años reprimida; la primavera al poder y con más fuerza que nunca y para demostrarlo toma semanita de lluvia que nos ha dejado. P

or un lado nuestros embalses seguro que algo lo agradecen, pero mi gargante parece que no le ha sentado tan bien. ¿Sabéis esa sensación como de haberte tragado una lija y que se nos haya quedado incrustada en el gaznate? Pues así llevo desde el lunes. Los peores momentos se presentan en la noche, para joderme por completo. Como si no tuviera suficiente con el dolor de espalda (que gracias a mi nueva silla ergonómica en oferta parece que está desapareciendo) ahora tengo que lidiar con mi gargante y mi respiración. La cosa es que yo no pueda roncar plácidamente a todo pulmón. Seguro que mis vecinos lo están agradeciendo, pero yo no paro de despertarme constantemente escupiendo cristales. Todavía hay que darle gracias porque no se ha aliado con mi alergia, sobre todo porque es muy pronto para esto. Sinó esto se habría convertido en una auténtica rave nocturna entre ronquidos cortados por estornudos, esputos, tosidos y maldiciones.

Pero como con la primavera suele llegar el buen tiempo, también llega el calorcito, las mangas cortas, las camisetillas ajustadas, el destape, la lívido por las nubes y todo un festival de hormonas surcando el aire que a más de uno lo transformará en un monstruo cuando vaya a estudiar a la biblioteca. Por cierto, alguien sabe porqué algunas cuando van a estudiar a la sala de estudio de la facultad se visten como si fueran de fiesta a cualquier pub chic. Hay veces en las que te entran ganas de llevarte los platos y el equipo de música y montar un pase de modelos. Con ustedes el último modelo del diseñador David Delfín ideal para las salas de estudio que, como pueden comprobar, apenas deja lugar para la imaginación y que se recomienda usar para otros quehaceres que no sean estar cómodamente delante de un libro. Aunque también nos hacen un favor cuando no tenemos muchas ganas de estudiar, y además todo ello gratis.

En fin, que tenga que llover ahora todo lo que quiera y que para las vacaciones de Semana Santa se porte bien el tiempo con nosotros, que para una semanita que tenemos para hacer lo que queramos, que no nos obligue a pasárnosla en casita por culpa de la lluvia y el mal tiempo, que para eso está el invierno.