miércoles, noviembre 02, 2005

Tengo una biblioteca

Cuando llegué a la facultad pensé que iba a poder dejar de una vez por todas la mochila en casa y no tener que cargar así con 20 kilos en libros. Efectivamente fue así. Los primeros años iba cómodamente con una simple carpeta y mi boli metido en el bolsillo trasero. Una vez me pusieron gafas, entonces recurrí de nuevo a la mochila; solo que esta vez era en bandolera y dentro de ella iba la carpeta de antes junto con el boli más las gafas y algún que otro libro.

Mis padres también creyeron que una vez llegara al facultad se acabarían los libros, puesto que pensaban que todo el material lo daban los profesores a través de apuntes que uno tomaba en clase. No acertaron en el tema de que era yo el que copiaba lo que el profesor le apetecía decir, puesto que mis apuntes son un compendio de caligrafías todas ellas distintas, procedentes de diferentes compañeros que me han acompañado en este viaje que dura ya demasiado. Ellos creían también que iban a dejar atrás ese enorme gasto que suponía todos los años comprar entre ocho y diez libros nuevos todos los años, entre los que siempre había un par de ellos que a final te confirmaba tus sospechas de que podían servir como papel higiénico por la utilidad ofrecida.

Al final todos estábamos equivocados, porque obviamente algún libro hay que comprar. Lo que ocurre es que todos los años ese algún se convierte en muchos, y todos ellos caros. Si antes comprabas nueve libros entre 20 y 40 euros, ahora compras tres entre 50 y 100, y fotocopias cuatro entre 10 y 20 euros. A lo largo de los años, tu cuarto empieza a parecerse cada vez más al despacho atestado de libros de tu profesor de termo del que tanto "cariño" le has cogido. Pero si fuera solamente los libros, tendría un poco de paso. Pero, ¿donde metemos esas montañas de apuntes? Uno tiene un verdadero patrimonio, que llega a equivaler a un buen cacho de Amazonas.

A todo esto de los libros, uno no sabe si realmente las bibliografías las hacen los profesores estando en casa tranquilamente o bien mientras están de cervezas en el bar de la esquina, porque meten cada mierda de libro que te entran ganas de comprarlo solo para pegarles en la boca con él. Menuda cara de imbécil se te queda cuando, tras echarle un vistazo por encima y comprobar que los dos primeros temas vienen bien reflejados en el libro, te das cuenta que las otras ochocientas páginas sólo te van a servir para calzar la cama. Si al menos sirviera para cursos más avanzados, pues eso que te ahorras para otro año. Pero no, ni siquiera tienen que ver con el resto de carrera, porque compruebas que en verdad sirve para cualquier otra menos para la que carrera que estás estudiando.

Casi peor es cuando te topas con el profesor culto, que se ha leído diez libros referentes a su asignatura. El te pondrá todos esos reflejados en la bibliografía, pero no contento con demostrar su cultura mientras comenta lo que le han parecido, por una extraña degeneración mental, le gusta extraer cada lección del temario de cada uno de los diez libros. Así que te lo tienes que currar para sacarte los diez puñeteros libros de la biblioteca y tener la suerte de que la chica de reprografía le dé la gana de fotocopiarte el tema que te hace falta; y tener más suerte de que te lo haga antes de que se te cumpla el plazo de devolución.

Menos mal que algunos profesores se han montado al carro de las nuevas tecnologías y dan sus propios apuntes en formato pdf. Vale que los tíos les cunde dar temas como si estuvieran haciendo churros, pero por lo menos puedes atender (dormitar) en clase y no tienes, a priori, que gastarte una pasta ya sea en fotocopias o en el libro original para completar las cincuenta frases importantes que nunca copias en clase porque eres incapaz de atender y copiar apuntes, y que después siempre te van a servir para comprender los símbolos que has garabateado. Y hay quien se lo curra aún más y se le escapa en clase un comentario sobre que los libros de la bibliografía se pueden encontrar en internet (lástima que estén en inglés).

Si la enseñanza es gratuita (menuda mentira), podían también poner los libros para que puedan ser consultados por internet de forma gratuita como si de una biblioteca digital se tratara (no lo hacen porque precisamente la enseñanza no es gratuita, o qué te creías)