El horario
La creación de un buen horario es un arte que se va refinando con el paso de los años. Si Picasso decía que la calidad de un pintor depende de la cantidad de pasado que lleve consigo, la calidad de un horario depende de la cantidad de veces que hayas repetido las asignaturas.
Así tenemos que el buen creador de horarios dejará la primera hora del día libre para asuntos propios referentes al descanso. Si para conseguir esto se tiene que dejar uno de matricular en una asignatura, se hace sin pestañear. La segunda hora depende mucho de las ganas que tenga el sujeto de acabar la carrera, por lo que aquellas personas que no quieran engrosar la lista del paro a corto plazo escogeran para este periodo de tiempo aquellas asignaturas con las que se sientan identificados en la carrera y les hayan pillado cariño tras haberlas escogido desde sus orígenes en la universidad. ¡Qué mejor excusa para no ir a una asignatura en concreto que ser el cuarto año consecutivo que das el mismo temario!
En la tercera hora se suele escoger la asignatura en función del gusto de cada persona. Si eres de los que gustan desayunar a las once del mediodía, entonces se las ingeniarán para no tener ninguna asignatura a esa hora y continuar con un par de optativas a partir de las doce. Si prefieres hacer uso de un tentempié a las doce, no queda más remedio que a las once elijas una obligatoria y te olvides de cursar optativas este curso. A nadie le hace mucha gracia tener que permanecer sentado a las una del mediodía escuchando chino, mientras el resto descansa plácidamente en el cesped de la facultad.
¿Y la tarde? Buena pregunta. Pero seamos realistas. Si por la mañana te cuesta horrores coger el ritmo y no quedarte dormido en clase, ¿creéis que a las cuatro de la tarde con la modorra que te asalta tras el postre está uno en condiciones de acudir a clase? La creación de un horario, todo un arte.
Así tenemos que el buen creador de horarios dejará la primera hora del día libre para asuntos propios referentes al descanso. Si para conseguir esto se tiene que dejar uno de matricular en una asignatura, se hace sin pestañear. La segunda hora depende mucho de las ganas que tenga el sujeto de acabar la carrera, por lo que aquellas personas que no quieran engrosar la lista del paro a corto plazo escogeran para este periodo de tiempo aquellas asignaturas con las que se sientan identificados en la carrera y les hayan pillado cariño tras haberlas escogido desde sus orígenes en la universidad. ¡Qué mejor excusa para no ir a una asignatura en concreto que ser el cuarto año consecutivo que das el mismo temario!
En la tercera hora se suele escoger la asignatura en función del gusto de cada persona. Si eres de los que gustan desayunar a las once del mediodía, entonces se las ingeniarán para no tener ninguna asignatura a esa hora y continuar con un par de optativas a partir de las doce. Si prefieres hacer uso de un tentempié a las doce, no queda más remedio que a las once elijas una obligatoria y te olvides de cursar optativas este curso. A nadie le hace mucha gracia tener que permanecer sentado a las una del mediodía escuchando chino, mientras el resto descansa plácidamente en el cesped de la facultad.
¿Y la tarde? Buena pregunta. Pero seamos realistas. Si por la mañana te cuesta horrores coger el ritmo y no quedarte dormido en clase, ¿creéis que a las cuatro de la tarde con la modorra que te asalta tras el postre está uno en condiciones de acudir a clase? La creación de un horario, todo un arte.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home