domingo, octubre 16, 2005

Esas dichosas fichas

¿Alguien sabe qué hacen con las fichas de un año para otro? Creo que ese es uno de los grandes misterios de la universidad, junto con el qué habrá en los sótanos de la facultad de ciencias. Hacer alguna suposición sobre el destino de estas es como intentar hacer física en el momento del Big Bang: imposible.

Todos los años tras la presentación de la asignatura se hace el mismo comentario. Todos quieren una ficha con tus datos en el menor tiempo posible. Y todos los años lo sigo viendo como fetichismo por parte de los profesores. Me los imagino todos los del departamente congregados en torno a una mesa circular intercambiando nuestros caretos como si fueran cromos de fútbol.

- Este lo tengo repetido. ¿Alguien quiere una ficha de Peláez?
- Yo prefiero una de aquella de las te...

Mejor no seguir. Creo que ya sabe todo el mundo por donde quiero ir.

Lo mejor de todo el asunto es que cada profesor tienes sus manías. Unos les da igual que le entreguen la ficha, pero cuando te ponen las notas te proponen un intercambio al final de las mismas: ficha por nota (aunque sea un suspenso). Otros quieren fotos que no sean fotocopias. Hay quien le gusta que le pongas las notas de prácticamente toda la carrera. Ahora tengo un profesor que quiere le demos una ficha digital, en la que tienes que poner una foto digital y que parece que estas rellenando un cuestionario para una página de contactos.

Y cada alumno también tiene sus preferencias a la hora de entregar la ficha. Está el típico que la entrega cuando dan el último ultimátum (y válgame la redundancia). También tenemos el especimen ultrahuevóncaradura que la entrega en el examen. O aquel que la entrega por debajo de la puerta del despacho tras acabar el cuatrimestre. Y el típico repetidor que tras preguntarse una y otra vez qué harán con las fichas de un año para otro, llega a la conclusión de que podría cundir el ejemplo ecologista de la facultad y que vuelvan a usar la mía del año pasado, y así se ahorran papel.