sábado, octubre 29, 2005

El fútbol es así

¿Qué similitudes puede haber entre el fúbtol y la universidad? Dados los días que corren, la más obvia de todas es que aquellos que juzgan nuestras acciones a lo largo del evento suelen fallar siempre según nuestro criterio. Estoy hablando de árbitros y profesores, que siempre que toman una decisión nos acordamos de toda su familia en voz alta pero a la suficiente distancia para que no se ensañen más con nosotros.

Pero no era este el parecido que quería señalar entre ambas profesiones. Antes un pequeño comentario. ¿Se puede considerar correr tras un balón algo así como un trabajo con el mismo sentido que pudiera tener poner ladrillos bajo el sol durante ocho horas al día? Bueno, ahí dejo la pregunta y volvamos al asunto importante que nos ocupa.

Veamos. Es muy frecuente escuchar la expresión "se les nota que las vacaciones están tpdavía muy cerca para ellos"; que se suele pronunciar cuando en la primera jornada ves a los jugadores con la lengua fuera al minuto 18 de la primera parte y son incapaces de desplazarse a la otra punta del campo a no ser que se muevan andando. Algo así suele ocurrir en la universidad, cuando en la primera semana de clase estás deseando de que acabe la segunda hora de clase para irte a la cafetería y mandar a la mierda al pelmazo de tercera. Y siempre decimos que es normal que en la primera semana estemos tan cansados, como autocompadeciéndonos de lo poco que llegamos a hacer.

Cuando un equipo de fútbol se encuentra en el tercer mes de trabajo, con unos 12 partidas de liga, 4 de competición europea y dos de Copa del Rey, otra expresión que está en boca de muchos entrenadores y jugadores es que "el cansancio se empieza a acumular tras tantos partidos y es normal que los jugadores tengan algún que otro bajón en su juego". En el caso de la universidad es también muy normal esta expresión pero al mes de clase, en el que estás completamente harto de las clases y a lo único que vas a clase es a pedir apuntes mientras lo invitas a un café en la cafetería de la facu (que allí están más baratos y bastante tienes con el pastón que te vas a dejar en fotocopias). Y es que uno empieza ya a tener la gasolina justita para poder ir a clases tras apagar el despertador tres veces seguidas y llegar así con el tiempo pegado al culo sin haber podido desayunar.

Lo más lamentable de esta comparación entre ambos mundos es que, mientras los futbolistas cuentan sus ingresos por millones, nosotros sólo podemos contar nuestros gastos por unas simples centenas, sin que nunca tengamos dinero en los bolsillos. Una pena.

Hablando de dinero. El otro día estuve en mi primer concierto de música clásica. Vale, todo esto hay que matizar y precisarlo bastante. Si no tenemos en cuenta todos los conciertos de bandas a los que he ido en calidad de músico que toca a continuación, y aquellos a los que también asistía en la misma calidad cuando tenía que tocar en los conciertos del conservatorio, entonces puedo decir que efectivamente era mi primer concierto de música clásica. Y vaya concierto. Dos horas y media de música con La Suite Española de Rabel, El Concierto Número 2 para piano de Rachmaninov y La Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak. Disfruté como un crío viendo a los payasos. Quiero decir que me lo pasé en grande mientras permanecía cómodamente sentado (bueno, los asientos eran un pelín incómodos, todo hay que decirlo), y sin que me estén continuamente preguntando que porqué no bailo algo tan desagradable al oido como puede ser una tía con voz de .... que dice algo así como "dame más gasolina". Pero pude comprobar en mis propias carnes el motivo de que la juventud no se preocupe de asistir a este tipo de actos: el precio de la entrada. Vale que no es excesivamente muy cara, unos 16 euros por dos horas y media de lo mejor en música, pero hay que reconocer que un estudiante prefiere gastarse ese dinero en un botellón y un par de copas en una discoteca mientras intentas ampliar el planning de esa noche. Así que no es muy difícil imaginarse el público mayoritario del auditorio.

Si en vez de ser estudiante, uno fuera futbolista... (para empezar cambiaría el título de este blog)