viernes, febrero 10, 2006

Esto me suena

Quizás haya gente que disfrute repetiendo asignaturas, pero por regla general esto no sucede así. Puede que te alguna vez te haya interesado dejar un par de asignaturas para el año siguiente sólo para cruzarte todos los días con esa chica que se sienta tres filas más adelante y que te sonríe todas las mañanas de una forma un tanto provocativa y que unido a sus enormes pe.... Me estoy perdiendo. En verdad, salvo contadas ocasiones y por circunstancias extraordinarias, todos queremos pasar limpios de notas y pecados al curso siguiente, sin tener que ir arrastrando asignaturas año tras año, como si se tratara de una penitencia.

Pero no siempre las cosas salen como queremos, y alguna que otra vez tenemos que volver a ver al mismo profesor al año siguiente, u otro año, u otro (y ya son tres) hasta que o bien nos cansamos y cambiamos de grupo o bien él se cansa de nosotros y acaba por pasarnos la mano. Suele ocurrir antes lo primero, pero también se da algún que otro caso de desgaste por parte del profesor. Como el ser humano parece que es la única especie en este mundo que sabe sacar cosas positivas de donde parece no haberlas, uno siempre dice que al repetir por lo menos ya tienes la asignatura estudiada. Aunque no haya sido suficiente como bien indica tu situación actual, sí que es verdad que llevas bastante trecho adelantado. Ahora en vez de necesitar un mes para estudiarte el temario y unos recomendables tres días de más (que siempre te das cuenta después del examen) que te habrían venido de perlas, sólo necesitas tres semanas de auténtico aburrimiento para mirarte oooootra vez lo mismo. Además, con un poco de suerte también le habrá quedado a la chica esa, porque seamos realistas, no puede tener una mente privilegiada y esos enormes te....

Sigamos con las contras. Por un lado está el tema económico. Todavía no entiendo que tengas que pagar más por crédito que repites. Como si no tuvieras bastante con el malrato de que te haya quedado para el año siguiente, encima te recompensan pagando más dinero. Y encima que uno no va a clase porque ya tiene los apuntes, es como pagar a un profesor por nada. En verdad esto es un mal menor porque normalmente la matrícula la paga tu padre y el pastón que tiene que soltar por el puto papelito te compensa todos los años que has estado puteado por la mísera paga que te ha venido soltando tu padre durante toda tu corta existencia. Y si vives de las becas, entonces más motivos para que no te suponga ninguna preocupación. Si tus amigos tienen la cara dura de trabajar y cobrar el paro, ¿tú por qué tienes que ser menos? Igualdad para todos, hombre.

Lo realmente jodido de todo esto, es que la asignatura que repites te trae muchos recuerdos. Es como un deja vú pero a lo bestia. Cuando estás haciendo los mismos problemas por tercer año consecutivo y después de habértelos estudiado seis veces ya no sabes si es que de verdad dominas el arte del trazado de rayos o es que simplemente te sabes todas las soluciones como los diálogos de esa película que has visto veinte veces (en mi caso no es ninguna entrega de Star Wars). Y ahora viene lo te que mata de verdad y te quita las ganas de seguir asistiendo a esa clase durante el resto de tu vida.

Imaginaos el segundo día de clase. Tú estás con la mente en otra parte porque todo lo que te está contando sobre estigmatismo te suena más que una canción de Dragostea. De repente vuelves en ti, como si te hubieran metido una ostia en todo el boquino. Giras despacio la cabeza hacia tu compañero (o compañera, que en física también hay alguna que otra chica, ojo) y ves como tiene los ojos abiertos como si hubiera visto un fantasma y la boca desencajada. Sabes que algo anda mal. Vas a preguntarle si él (o ella) también lo ha escuchado, pero justo en el momento de pronunciar las palabras decides cambiar tu frase porque te acabas de dar cuenta que no son imaginaciones tuyas. Al unísono, los dos decís: ¡¡Hace los mismos chistes sin gracia cada año y en los mismos apartados!! ¡¡¡¡¡¡AAAHHHHHHGGG!!!!!